Textos – Absolutismo

«No existe ninguna forma de gobierno ni institución humana alguna que no presente inconvenientes; de tal suerte que se debe seguir con el mismo tipo de gobierno al que un largo tiempo de vivencia ha acostumbrado al pueblo. (…)Únicamente al príncipe incumbe velar por el bienestar del pueblo; éste es el primer artículo y fundamento sobre el que se basan los demás; (…) no puede existir poder alguno que no dependa de él; ni asamblea alguna que exista si no es contando con su visto bueno.Así es cómo, a favor del bienestar de un Estado, se deposita en una misma mano todo el poder. El desperdigar dicho poder es dividir al Estado; es dar al traste con la paz pública.Por su condición el príncipe es el padre del pueblo; su grandeza le sitúa muy por encima de los intereses mezquinos; a mayor abundamiento, toda su grandeza y su propio y lógico interés se basan en el que el pueblo sea conservado, puesto que a la postre si le faltase el pueblo, dejaría de ser príncipe. Por tanto, nada mejor que el entregar todas las riendas del poder del Estado a aquel que mayor interés tenga en la conservación y en la grandeza del Estado (…)».

Bossuet, Política según la Sagrada Escritura (1709)

LOS SÍMBOLOS DEL PODER ABSOLUTO

Si alguien personifica el absolutismo es Luis XIV, el Rey Sol, que unió a una política de concentración de poderes una compleja parafernalia de ceremoniales, imágenes y símbolos, como la creación de un modelo de retrato real fácilmente reproducible y que sirviese principalmente como vehículo de difusión de un

mensaje político muy definido.

El cuadro de Rigaud fue encargado por Luis XIV para su nieto Felipe V de España, aunque tuvo tanto éxito que se decidió que permaneciera en Francia. Nos muestra a un monarca rodeado de los símbolos que demuestran

que está en su punto culminante de poder. Estos emblemas son:

a) La corona, como símbolo de la supremacía de la soberanía real y como afirmación de su legitimidad como monarca y como cabeza de la dinastía Borbón.

b) El cetro, distintivo de poder desde tiempos inmemoriales. El retrato tiene dos cetros, uno encima de la banqueta, representando la mano de la justicia (con dos dedos levantados), que simboliza en Francia el poder judicial del rey desde Hugo Capeto. El otro cetro, en la mano del rey, tiene la flor de lis, que aparece en la monarquía francesa desde los tiempos de Clodoveo como reafirmación de su legitimidad y su continuación en el tiempo. Es frecuente esta imagen del doble cetro (por ejemplo, la imagen de San Luis del Greco).

c) La espada representa la justicia y la autoridad, el poder judicial y legal, y es un símbolo exclusivo de la alta dignidad y del papel de la monarquía como defensora de la fe y la justicia.

d) El manto de lis forrado de armiño es un atributo exclusivo de la monarquía –y de los grandes de España–, y está presente en forma de pabellón en sus escudos reales. Además de mostrar la riqueza del portador, siempre es un emblema que envuelve al que lo lleva, confiriéndole un carácter protector.

e) El fondo de la imagen también está cuidadosamente pensado. Las telas del fondo, en rojo, dorado y brocado de Damasco, buscan a la vez transmitir la idea de riqueza y contrastar la imagen del rey todo lo posible. La columna está decorada con una representación de la justicia, con la espada y la balanza, que reafirma el compromiso con la justicia del rey y establece una conexión con la Antigüedad clásica muy relevante para el monarca.

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